Sostenibilidad en el mercado inmobiliario
Sostenibilidad. Una palabra que afecta a todos los sectores y mercados de la economía; que involucra a muchos agentes sociales; que está en boca de la gente; que es la clave para la imagen corporativa de muchas organizaciones; pero que, sobre todo, debe ser uno de los objetivos claves para garantizar un futuro para las próximas generaciones.
Está claro que el afecto del cambio climático ya no es cuestionable, pues ya los gobiernos y las empresas están destinando cada vez más recursos a crear procedimientos internos y productos finales mucho más amigables con el medio ambiente que los tradicionales. Si los gobiernos ya han dado el paso, o eso hacen parecer, es que el problema es serio.
Sector público y privado ya disponen de planes para, en sus respectivos ámbitos, actuar en la medida de lo posible en reducir la contaminación de su huella en el planeta. Apostar por materiales y energías renovables, reduciendo así el uso de productos más contaminantes es una práctica ya habitual entre las organizaciones dentro de su política y estrategia de Responsabilidad Social Corporativa.
Como decimos, es clave ya en todos los sectores y en el inmobiliario no es menos.
Sostenibilidad en el sector inmobiliario, relevancia creciente
Los edificios tienen uno de los consumos de energía más elevados. Es evidente que cualquier vivienda y lugar de trabajo o de ocio requiere de calefacción, ventilación, refrigeración e iluminación. O lo que es lo mismo, un gran consumo energético durante todo el año.
Desde hace años la tendencia del sector es la de construir edificaciones lo más eficientes energéticamente posible y también amigables con el medio ambiente. Materiales, procesos, estructuras, sistemas generadores de energía y un largo etcétera de elementos han ido evolucionando hacia un enfoque mucho más sostenible. Las empresas del sector inmobiliario saben de la relevancia que tiene y también que es una pieza fundamental en la imagen de marca. Si una organización se posiciona como una institución líder en sostenibilidad tendrá a gran parte de la sociedad de su lado, lo que potencia la relevancia de la marca de manera notable.
Las demandas de los usuarios finales también están claramente influenciadas por el efecto negativo de la contaminación y el uso abusivo de materiales nocivos para el medioambiente. Las personas buscan que los edificios posean la letra “A” en su etiqueta energética, pues significa que tienen la máxima nota en cuanto a eficiencia energética se refiere.
Todo esto acompañado de planes urbanísticos actuales y modernos que proyectan zonas amplias y verdes en los núcleos urbanos para paliar tanto hormigón, hace que cada vez el mercado se acerque más a los estándares sostenibles recomendados.
El peso de la tecnología en el camino hacia la sostenibilidad
Las ciudades del futuro serán inteligentes, un concepto que es conocido como Smartcities. Es decir, un gran conjunto de elementos que estará interconectados para ofrecer un rendimiento nunca antes visto en las urbes.
El avance la tecnología y el desarrollo de nuevos métodos para su implementación en edificios, automóviles o elementos comunes de la ciudad como control de semáforos o alumbrado hará, y está haciendo en algunos pioneros lugares, que las ciudades sean ecosistemas inteligentes que se gestionen de una forma mucho más eficiente. Esa eficiencia se alcanza utilizando una menor cantidad de recursos y los que se usen serán más sostenibles.
Pongamos un ejemplo de cómo sería en una Smartcity un viaje de punta a punta de la urbe:
- El viajero podría elegir entre un transporte público 100% eléctrico o su vehículo autónomo, también eléctrico. Es decir, los medios de transporte basados en combustibles fósiles serán sustituidos por otros menos contaminantes.
- Durante el trayecto, tanto los semáforos como los pasos de peatones irían cambiando y adaptándose al tráfico de personas y vehículos. También las la iluminación se encendería al pasar si fuese de noche. Es decir, se utilizarán tecnologías que permitan mejorar el tráfico y ahorrar energía.
- Todo ello bajo un análisis de los datos masivos que ayudarán a los gestores a que la ciudad sea más eficiente.
Por el momento esto son solo palabras, pues queda mucho para que en nuestro territorio veamos implantados todas y cada una de los elementos que hemos mencionado anteriormente. Cierto es que ya se ven algunos, como los transportes públicos sostenibles y los coches autónomos o también las luces inteligentes, pero como decimos, queda trabajo por hacer para llegar a vivir en una ciudad inteligente y 100% sostenible.