Una empresa se crea para ganar dinero. Para poder vivir de ella. No hay otro fin, pues en su propia definición se explica que se trata de una agrupación de personas y recursos en busca de un beneficio económico.

Esa búsqueda del beneficio económico, mejor dicho, esa voraz obsesión por maximizar beneficios ha ido provocando con el paso de las décadas la grave situación que ahora vivimos. Un delicado contexto en el que el medioambiente está desequilibrado.

Las cantidades ingentes de emisiones contaminantes de las grandes multinacionales, la quema y deforestación de bosques y la combustión incontrolada de combustibles fósiles durante años nos ha llevado hasta este punto de no retorno.

Hablamos del término “punto de no retorno” no como un recurso narrativo o metafórico, sino como una realidad tan palpable como que existen informes me organizaciones que trabajan para luchar contra este desequilibrio. Como, por ejemplo, del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Este organismo hace ya más de 20 años, estableció una serie de cifras de relevancia. Si en un futuro cercano se superaban esos umbrales, estaríamos hablando de una situación de no retorno al equilibrio natural.

Ni siquiera en pleno año 2021, sintiendo aún los coletazos de una pandemia mundial, somos conscientes de que estos puntos de no retorno son de verdad una línea que, si el ser humano sobrepasa, no volverá a ver el mundo como antes.

Las consecuencias de, por ejemplo, la subida de la temperatura de los océanos es inimaginables. Lo mismo la deforestación sufrida en bosques y selvas o el deshielo de polos. Son todo situaciones alarmantes que debemos de intentar paliar en la medida de lo posible.

El valor de entender que no hay vuelta atrás

Desde Aesval entendemos esta situación y por eso actuamos en consecuencia. Anualmente revisamos nuestra política de calidad y medioambiente con el firme objetivo de conseguir que reducir el impacto de nuestra actividad en el medio natural.

De este modo, y sin dejar de lado los objetivos de rentabilidad y crecimiento, ni tampoco nuestra principal meta de satisfacción hacia los clientes, intentamos que los servicios que prestamos desde Aesval y sus trabajamos relacionados de manera indirecta pueden cumplir los requisitos de sostenibles o, en su defecto, no supongan un daño al medio ambiente.

Tal y como refleja nuestra política de medioambiente, en Aesval trabajamos para que toda la organización sea consciente de las obligaciones en este campo y se comprometa a cumplirlas. En todos los departamentos tiene que existir una serie de acciones que vayan enfocadas a la reducción del impacto de nuestra actividad en el medio natural.

Conseguimos una mejora de nuestro compromiso creando de manera constante diferentes indicadores y objetivos para diferentes aspectos relacionados con medioambiente. De esta manera sabemos si estamos llegando a los niveles propuestos o no.

Entendemos que el compromiso medioambiental es una base fundamental de cualquier empresa moderna y en Aesval intentamos que día a día sea así.