Ciudades sostenibles y el efecto de la pandemia
Una pregunta ronda las cabezas de muchas personas: ¿cómo afectará la pandemia a la manera que tenemos de vivir? Hablamos de la post-pandemia claro, de cuando podamos salir a la calle sin restricciones horarias, ni de movilidad territorial ni, por supuesto, sin mascarilla. Lo único que está claro es que esa pregunta tiene muchas tantas implicaciones como incógnitas.
Se ha visto que ha crecido el interés hacia las viviendas en las afueras de las ciudades y en los pueblos cernos a las grandes urbes. Si hacemos un ejercicio de reflexión por un instante, podemos encontrarnos fácilmente con un puñado de razones que explican, de manera más que evidente, esta creciente tendencia de alejarse del centro de las ciudades.
Sin duda alguna, el principal motivo del interés por vivir en lugares con más naturaleza, más abiertos, tranquilos y limpios es el auge del teletrabajo. Aspecto, a su vez, derivado de la pandemia y de las restricciones que las instituciones sanitarias imponen.
La influencia del teletrabajo
Que cada vez más personas puedan trabajar desde sus casas todos los días, o la mayoría de ellos, supone un cambio abismas respecto a lo que vivíamos antes. Las personas que teletrabajan no gastan tiempo en moverse de casa al trabajo y viceversa. Ese ahorro en tiempo, y en dinero, es un beneficio impagable, sobre todo en las grandes ciudades, donde los atascos de coches y aglomeraciones de personas a las puertas de un tren o autobús son parte del día a día.
Trabajar desde casa y no ir a la oficina no solo implica el ahorro de tiempo, sino que también permite alejar la vivienda de la sede de la empresa para la que uno trabaja. De ahí que muchas personas que ahora les está permitido trabajar en remoto decidan optar por cambiar de vivienda.
En estos meses el cambio ha ido más hacia viviendas en zonas menos pobladas. Hablamos de lugares más o menos cercanos a las ciudades, con más naturaleza a su alrededor e, incluso, muchas personas deciden cambiar de municipio o provincia e irse a zonas más rurales para desconectar de verdad.
Se ha esfumado, para mucha gente, la imperatividad de vivir cerca del trabajo. Las personas que trabajan en remoto ya no se ven condicionados a la hora de elegir una vivienda.
Entonces, ¿qué pasa con las ciudades?
Al leer estas líneas muchos pensarán que las ciudades poco a poco perdiendo población que irá rellenando de nuevo las zonas rurales. Bueno, nada más lejos de la realidad.
A pesar de la pandemia y el teletrabajo y todos los elementos que hemos mencionado anteriormente, las ciudades seguirán siendo los núcleos de población más importantes. En ellas seguirán viviendo miles de millones de personas en todo el mundo.
Pronto, lugares como Tokio, Nueva Delhi o Shanghái, dejarán de ser simples ciudades a ser mega-urbes que agrupan a decenas de millones de personas.
Pero para eso, los procesos de urbanización han de ser sostenibles. Y ha de ser en todos los niveles, tanto en el económico como en el social. Existen infinidad de elementos para tener en cuenta para que el futuro de las ciudades pueda ser medianamente compatible con el ecosistema natural.
Energía, transporte, educación o suministros son algunos de los elementos clave para que toda ciudad, sea grande o una mega-urbe, puedan convertirse en verdaderas ciudades sostenibles.
Solo el tiempo dirá si esta pandemia hace que nos replanteemos la manera de vivir o si, por el contrario, continuamos en esta rueda de autodestrucción medioambiental que comenzó con la revolución industrial y lleva varios siglos acelerando procesos de cambio climático y destrucción de entornos naturales y animales.