¿Qué son y cómo funcionan las viviendas inteligentes?
Si tuviéramos que definir los tiempos que nos toca vivir, seguramente el adjetivo calificativo más utilizado sería digital. La transformación tecnológica hacia la hiperconectividad de todos los agentes de la sociedad es más que palpable, y no va a parar de crecer.
Ahora mismo, quizá sea más fácil enumerar los elementos cotidianos que no están unidos mediante Internet que los que lo son por sí mismos. Todo está conectado: teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores portátiles, coches, televisiones, relojes, básculas, cepillos de dientes y un largo etcétera de dispositivos con un gran peso de la electrónica en sus esquemas básicos que hacen que todo se pueda unir en una nube cada vez más cargada.
Este tipo de elementos de uso prácticamente diario y constante han ido adoptando un apellido que los eleva de categoría en la escala de innovación y, sobre todo, de atracción para el usuario, lo que hace incrementar su demanda.
Nos referimos a la coletilla “inteligente”, o “Smart” si nos ceñimos al término más utilizado generalmente en la propaganda comercial que usan sus desarrolladores. Se trata de elementos tradicionales que han ido incrementando exponencialmente su tecnología y, por tanto, sus funcionalidades y posibilidades. Como, por ejemplo, el clásico reloj ha ido evolucionando hasta convertirse en un Smartwatch, un dispositivo que, además de dar la hora, mide ritmo cardiaco, pasos, calorías, entrenamientos de todo tipo de disciplinas deportivas, es también entrenador personal, puedes acceder al correo electrónico, redes sociales, responder llamadas y un sinfín más de indicadores que hacen posible disponer de un ordenador amarrado a la muñeca.
Pero, ¿y las viviendas? ¿También tenemos Smarthouses? La respuesta es sí. Y te vamos a contar sus principales características.
Domótica, creando una vivienda inteligente
Las viviendas inteligentes tienen como principal objetivo mejorar el bienestar de sus inquilinos, facilitando tareas y ayudando en lo posible a que la estancia sea lo más confortable posible.
Las viviendas inteligentes se basan en la domótica, tecnología que lleva años estando presente en viviendas, pero con la revolución digital de los últimos tiempos se ha visto impulsada en gran medida. Como veremos, la automatización no solo es válida para los procesos productivos de las industrias, una persona en su hogar puede disponer de protocolos inteligentes que autogestionen muchas facetas del día a día, y en muchos casos sin siquiera estar en casa.
Un ejemplo de entorno conectado lo podrían conformar una nevera inteligente en la cocina, un altavoz de Amazon en el salón y un buzón automático en la puerta de la casa. El proceso es sencillo: el frigorífico detecta que la botella de leche para el desayuno va a acabar en un día, como está conectada a Internet puede comprarla en la cuenta de Amazon vinculada al altavoz inteligente y, en un día, el repartidor que hace la entrega deja el pedido en una taquilla inteligente, que queda cerrada hasta que la persona llega a casa.
Como ves, es un proceso automático y que se puede realizar sin que ningún inquilino esté en su vivienda. La automatización de las viviendas inteligentes gracias a la domótica es un hecho y ha venido para quedarse.
La conectividad es el punto fuerte de la domótica. Sin lugar a dudas. Y si hay un dispositivo que ha dado el salto a los hogares en los últimos años es el altavoz inteligente. Las principales empresas tecnológicas mundiales como Google, Amazon, Huawei, Apple o Microsoft han ido desarrollando este asistente virtual para que conecte y controle a los demás aparatos electrónicos que se tengan distribuidos por la vivienda.
En estos dispositivos pueden unir prácticamente cualquier elemento del hogar que se pueda conectar a Internet: bombillas WiFi, enchufes, regletas, termostatos, televisiones, persianas y, por supuesto, aplicaciones digitales como Netflix o Spotify. Es decir, una persona puede apagar la luz, bajar las persianas y poner una película simplemente dando órdenes mediante comandos de voz mientras se prepara unas palomitas.
Además del incremento en el nivel de conectividad, hay otro factor diferencial en una vivienda inteligente: el ahorro energético. Gracias a los sistemas de gestión y control domóticos, se consigue reducir el consumo de energía. El motivo no es otro que programas y aplicaciones que gestionan automáticamente el consumo y, gracias a ellos, se puede controlar a distancia la iluminación, la calefacción o las persianas.
La seguridad es otro elemento clave en todo lo que es la domótica. Gracias a los modernos dispositivos se pueden unir las cámaras de seguridad a diferentes aplicaciones que permiten gestionar de manera prácticamente automática el control, activación y seguimiento de los diferentes sensores, video porteros o cámaras que se instalen en un hogar.
Como vemos los tiempos cambian y los agentes dentro del mercado de inmuebles han de saber adaptarse a las necesidades del sector. La domótica y las viviendas inteligentes han venido para quedarse, y no tardaremos en encontrarnos cada vez más edificios nuevos que integren este tipo de tecnologías.