Sostenible

La eficiencia energética en las viviendas

La sostenibilidad es uno de los conceptos que más crece en relevancia desde principios de siglo en nuestra sociedad. A pesar de ello, sigue siendo una problemática importante ya que no conseguimos alcanzar los niveles mínimos requeridos por los expertos, siendo esto un factor de preocupación para el conjunto del planeta de cara al futuro próximo.

El desarrollo sostenible de la sociedad es posible, pero se han de dar los factores clave para que llegue a producirse. La apuesta por energías renovables o el desarrollo de tecnologías y materiales innovadores y amigables con el medio ambiente son algunos ejemplos que, si bien sí se están poniendo en marcha, aún queda mucho trabajo por delante.

En este foro ya hemos hablado y explicado los objetivos dirigidos a impulsar la sostenibilidad dentro de la Agenda 2030. En concreto, los ODS número 9 y 11, se enfocan al sector de la infraestructura, vivienda y comunidades. Sin duda focos en los que hay que poner los mayores esfuerzos para conseguir que sean sostenibles.

Si nos centramos en el mercado de la vivienda, vemos que a pesar de que existen numerosas normativas al respecto, la gran mayoría de las viviendas no son sostenibles. Quizás solo sea cuestión de tiempo, ya que las nuevas construcciones ya constan de los certificados energéticos de sostenibilidad respectivos a las normas vigentes, pero la problemática sigue estando en las construcciones más antiguas.

Las nuevas edificaciones, así como los modernos electrodomésticos y automóviles, poseen un nivel mucho más elevado de sostenibilidad que sus predecesores. Para determinar y separar aquellos elementos que contaminan en mayor medida que los más sostenibles se ha desarrollado una clasificación energética, cuyas etiquetas señalan diferentes aspectos relativos al consumo y contaminación. Gracias a estas etiquetas todo el mundo puede saber, si está adquiriendo un bien de bajo consumo o no, y así elegir en consecuencia.

Etiquetas de eficiencia energética

El certificado energético para las viviendas es del todo fundamental para conocer, bajo un documento oficial, el nivel de sostenibilidad del inmueble.

Siempre que exista una compra venta de una vivienda debe de estar presente la etiqueta de eficiencia energética. No poseerlo, implica al dueño de la vivienda (o promotor) multas que van desde los 300 a los 6000€, dependiendo de la gravedad de la infracción.

Como se puede ver en la etiqueta, las viviendas calificadas como A B y C son las de mayor nivel de sostenibilidad. Las edificaciones tendrán una letra u otra dependiendo del consumo energético y de las emisiones por año.

Apostando por los edificios sostenibles

Dado el gran impacto ambiental que tienen las infraestructuras, el futuro pasa sí y solo sí por focalizar los esfuerzos en desarrollar nuevos edificios sostenibles, respetuosos con el entorno y de bajo consumo energético.

Se trata de una visión estratégica y de futuro en la cual todos los agentes del sector deben participar activamente. Desde los gobiernos y sus planificaciones urbanísticas a los arquitectos y constructores y, por supuesto, el usuario final que es quien va a utilizar el inmueble. Se trata de un compromiso conjunto con el medio ambiente y con el futuro de la sociedad. La concienciación es clave. Hay que destacar la gran diferencia que existe entre una edificación clasificada como G frente a una con etiqueta A, y un ejemplo más que cristalino es el coste de abastecerlos energéticamente.

De media, la persona propietaria de una vivienda calificada como energéticamente eficiente con la letra A tendría que destinar 200 euros al año para energía, sin embargo, si nos vamos al extremo y valoramos económicamente el gasto energético anual de un edificio del tipo G vemos que se dispara hasta más de 2.500 euros.

Es evidente que intentar que todo el parque de viviendas sea eficiente es imposible, sobre todo porque la gran parte del total tiene más de 30 años, y en la época en la que se construyeron estos conceptos no estaban a la orden del día. Sin embargo, sí que se pueden hacer inversiones que reformen edificaciones, en la medida de lo posible, para que se pueda potenciar la eficiencia energética, bien sea optimizando las fuentes de energía y sustituyendo las tradicionales por las renovables o también mejorando los sistemas de aislamiento. Se trata solo de dos ejemplos pero que si se aplicaran en todas las viviendas el panorama de sostenibilidad global sería muy diferente.