La arquitectura orgánica, bases y fundamentos
La búsqueda del equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. Así se podría definir el objetivo que subyace detrás de la corriente denominada como arquitectura orgánica.
El organicismo arquitectónico, ya que también se le puede denominar así, busca la concordia y la perfecta unión entre el entorno natural y el lugar donde han de vivir las personas. Para ello se necesita, primero de todo, entender y estudiar el enclave natural que rodeará a la futura construcción, ya que no hay que talar árboles, construir diques en ríos y eliminar las barreras naturales. Todo lo contrario, la arquitectura orgánica nos muestra que todo puede encajar y que la construcción tiene que formar parte del entorno, como si hubiese estado allí siempre.
Esta corriente arquitectónica trasciende lo puramente material. No se trata de una novedad en la forma de construir una casa, no solo eso. Es mucho más. Es un enfoque filosófico. Una filosofía que tiene como principal objetivo volver a acercar al ser humano a su hábitat propio: el mundo natural.
Para los estudiosos y desarrolladores de este movimiento no había duda de que las personas debían formar parte de los ambientes naturales. Esa búsqueda de la armonía y del equilibrio entre lo moderno y lo transcendental es uno de los pilares del organicismo arquitectónico.
Las personas deben volverse a conectar con la naturaleza y para ello han de ser uno con ella. Por eso este movimiento es único, ya que no está en mente de los arquitectos la escalabilidad o la estandarización de sus proyectos. Todo lo contrario. Cada construcción es única, ya que único es el cúmulo de circunstancias de las personas que vivirán en la vivienda y las condiciones del entorno donde se establecerá.
Es evidente que no hay dos casas iguales dentro del enfoque orgánico de la arquitectura, pero sí se encuentran similitudes en la manera en la que se entiende cada proyecto y se proyecta la idea fundamental de armonía entre construcción y naturaleza.
Claves de la arquitectura orgánica
Como decimos es prácticamente imposible encontrar dos obras iguales en toda la época de oro del organicismo arquitectónico. Pero al encuadrarse en un mismo estilo arquitectónico, se pueden encontrar elementos comunes.
No hay dos catedrales góticas iguales, pero al verlas se reconoce el estilo. En este enfoque orgánico pasa lo mismo, al ver un proyecto de Aalto, Gaudí o Lloyd Wright se reconocen elementos comunes y, sobre todo, una idea fundamental: la armonía entre las personas y la naturaleza.
Como no podía ser de otra manera la apuesta por las energías renovables es fundamental dentro de este estilo. La autosuficiencia y también la no contaminación son elementos claves para poder integrar de manera óptima la construcción en el entorno natural.
El uso de materiales naturales tanto en la estructura como en los acabados exteriores y las zonas del interior es una clave importante dentro del organicismo arquitectónico. No hay nada más natural que la madera y la piedra, por eso es muy usada en las estructuras orgánicas. Los arquitectos huyen de los materiales procesados y buscan utilizar aquello que tienen cerca para que encaje a la perfección en el ambiente. El cristal también es importante y su uso es el elemento esencial para entender el fundamento primero de la arquitectura orgánica. Las grandes cristaleras han de ser un camino por el que el ser humano pueda llegar a encontrar la conexión con la naturaleza.
Estos materiales naturales se agrupan formando patrones muy definidos, que son identificables hasta por el ojo más novato. Además, estas construcciones parecen tener raíces y crecer desde el suelo como si de un árbol se tratase. De la misma manera que el tronco del árbol forma una clara continuidad desde el suelo hasta su copa, los edificios orgánicos siguen ese mismo concepto de conjunto, haciendo del exterior una forma homogénea sin prácticamente fisura alguna.
En el organicismo arquitectónico no tiene cabida la ostentosidad, por eso sobre cualquier elemento que no aporte algo al objetivo final y también es importante recalcar la apuesta por los espacios abiertos y el uso de colores naturales.
Máximos exponentes de la arquitectura orgánica
Hay muchos arquitectos como Antoni Gaudí o Alvar Aalto que son clásicos del estilo orgánico y que lo impulsaron durante el siglo XIX, pero destaca por encima de cualquiera Frank Lloyd Wright.
La vida y obra del señor Wright da para un artículo, pero es importante señalar su gran relevancia para entender su influencia en el mundo de la arquitectura. Quizá uno de los más talentosos arquitectos de los Estados Unidos, Frank Lloyd Wright tiene a ocho (de sus más de 1000 diseños) dentro del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.