En el ámbito del patrimonio histórico y cultural, pocas cuestiones resultan tan determinantes como la procedencia de una pieza arqueológica. Este factor, conocido también como provenance, no solo aporta información sobre el origen y la autenticidad del objeto, sino que constituye un elemento esencial para establecer su valor económico, científico y legal. En un mercado donde la falsificación y el tráfico ilícito siguen siendo una amenaza, la trazabilidad documental se convierte en garantía de transparencia y legitimidad.