Las fincas ganaderas constituyen uno de los pilares del sector agroalimentario y rural, y su valoración exige tener en cuenta aspectos mucho más amplios que la simple extensión o ubicación del terreno. El valor de una explotación ganadera está determinado por su capacidad productiva, sus infraestructuras, el tipo de ganado que alberga y el aprovechamiento de los recursos naturales disponibles. Identificar correctamente estos factores resulta esencial tanto para la compraventa como para operaciones de financiación, herencias o inversiones en el medio rural.